Pasará; y también, pasará
Una historia que me ha gustado, por su sencillez y mensaje directo es la siguiente; la escuché de donde menos esperaba oírla: de la TV. Tiempo era, en un país que su rey estaba enfermo. Una enfermedad donde la tristeza era continua, sin remedio. Todos sus médicos le aplicaron mil unguetos, conjuros y prácticas. Sin éxito. Así pues, ante la ineficacia de todo lo conocido, se dictó un bando donde se convocó a quien fuera capaz de encontrar el remedio y sería recompensado. Hasta que un día, llegó un hombre, muy mayor y pidió audiencia al rey. Lo recibió. Ante él, le entregó dos cajas. Exactamente iguales y le dijo: -Cuando llegue el día que pienses que es el final, de tanta tristeza, miedo sufras, entonces, abres esta caja. -Y cuando llegue el día en que, sea todo lo contrario, tu dicha de felicidad sea tan grande que creas que nunca se acabará, entonces, abres esta otra caja. El hombre se fue. Pasó el tiempo y un día, el rey se sintió muy muy triste. Profundamente triste. Y ...